lunes, 11 de junio de 2007

Sesion 4 - Parte 3

Después de eliminar el maestro de llaves, vimos que a su espalda, escondidas por un tapiz, las escaleras seguían adentrándose a ese infierno.

Seguimos adelante, hasta llegar a una sala llena de cadenas. Nuestra luz esta vez carreteada por la shugenja no era capaz de iluminar toda la sala. Débiles formas se distinguían en la oscuridad y el ruido de entrechocar de cadenas no tardo en aparecer.

Unos pies descalzos sonaron en la habitación y de repente una forma se lanzo sobre del Akodo, que fácilmente la bloqueo. Al momento tres más estaban en camino, pero ahora ya habiamos visto lo que eran. Cáscaras que una vez habían sido hombres, cuerpos mutilados, como los que habíamos encontrado en los pisos superiores. Pero estos eran distintos, estos no tenían miedo, tenían sed de sangre.
Aun y su "sed de sangre" nos llevo poco tiempo despacharlos, al fin y al cabo todos provenían del mismo sitio, eran tristes heimins, antes de empezar la escaramuza, esta ya estaba ganada.

Cruzamos la sala y seguimos avanzando, escaleras abajo, siempre abajo hacia las profundidades.
Cruzamos otro portal y allí delante nuestro, todo un ejercito nos estaba esperando, cientos y miles de cadáveres resecos, colocados perfectamente en filas interminables.
Las dudas asaltan al grupo y no es de extrañar, des del mismo instante en que encontramos el subterráneo del templo, el maho se olía por todas partes y ya vimos cadáveres andando en otra ocasión.

Sugiero que deberíamos avanzar, pero antes de terminar la frase veo que el león se esta dirigiendo a un cadáver cercano y ZASSSS, la cabeza del muerto sale volando por los aires, mientras el cuerpo cae rigido al suelo, como un tablon de madera. “Les cortaremos la cabeza a todos” dice mientras otra cabeza cae al suelo.
Me quedo mirándolo, sin saber muy bien como reaccionar.
Va pasando el rato y las cabezas siguen rodando, los cuerpos tumbados al suelo se cuentan por decenas, pero aun que su voluntad sigue intacta su ímpetu va decreciendo por el cansancio.
Desenfundo la wakizaki, con intención de ir a ayudarle, cuando por fin, al cabo de más de una hora, se da cuenta que el esfuerzo es inútil, nuestra vista aun no alcanza a ver el final de las columnas de cadáveres..

Cruzamos la sala, no sin desconfiar que en cualquier momento el ejército dará un paso al frente y se nos echara encima.
Llegamos al portal al otro lado de la sala, curiosamente no ha pasado nada, seguimos bajando escaleras.

Descendemos largo rato hacia las profundidades, hasta que llegamos a un portal más grande y elaborado que todos los que encontramos hasta ahora. Sus enormes puertas metálicas están abiertas de par en par y des de allí podemos observar como en la distancia tres figuras nos observan des de lo alto de una torre que hay en lo que yo imagino que es el centro de la sala.
A parte del punto donde están ellos, la sala esta totalmente a oscuras, una oscuridad tan intensa que parece que se coma el brillo de nuestra antorcha.
De la torre bajan unas estrechas escaleras que suben hasta donde están las tres figuras.

Al subir un poco por las escaleras, vemos que ya conocíamos a los tres individuos.
El viejo Ikku estaba sentado en medio, delante suyo tenia una especie de “vol” gigante, a su izquierda estaba el monje Senzo y a su derecha la Oráculo.
El viejo Ikku y Senzo estaban totalmente marcados por el maho, Ikku no parecía más que un seco esqueleto, en las cuencas de sus ojos brillaban luces espectrales de color verde y los cuatro pelos de su bigote flotaban en el aire.

Ikku hablo, pero no pudimos escuchar nada, al instante la Oráculo nos invito a subir y si éramos suficiente valientes para conocer nuestro futuro, parecia que era la interprete del viejo.
Nos lo pregunto uno a uno, Naizen se negó y para variar les amenazo. Llego mi turno y mi voz tardo un instante en salir y cuando lo hizo fue temblorosa, yo también me negué, en mi interior ya conocía mi destino, lo que viera en el vol no cambiaria nada o eso es lo que queria creer. Finalmente se lo preguntaron a Nodoko, al principio dudo, nuestras miradas se cruzaron con la suya por un instante y finalmente ante el asombro de todos acepto.
Terminamos de subir y todos vimos, las imágenes que salían del vol, después de realizar un macabro ritual, en el cual la Oraculo se comia un ojo y el contenido del vol se teñia de color sangre.

En estas imágenes, Nodoko, andaba atada, desnuda por un bosque, escoltada por otros escorpiones. Al final la ataban a un árbol y mientras unos shugenjas entonaban unos cánticos, la mataban lentamente, enumerando sus actos de traición.
La imagen se desvaneció, el viejo hizo un atisbo de reírse y Nodoko, le grito que no se creía nada de lo que acababa de ver.

Acto seguido, Senzo, empezó a convulsionarse y a ponerse tenso. De repente de las vendas que llevaba cubriendo los muñones de sus muñecas, reventaron y de ellos salieron unas manos esqueléticas.
En lo que tardo Naizen en desenvainar su katana, el monje se planto delante de él moviéndose a una velocidad sobrenatural, hizo un movimiento rápido y seco, que no llego a tocar a Naizen pero que se detuvo a escasos milímetros de su pecho y un instante después Naizen salio despedido hacia atrás.
Pero mis reflejos no eran los de Naizen, se había equivocado de objetivo, normalmente el que grita más no tiene porque ser el más peligroso.
En el instante en que su palma estaba a escasos milímetros de Naizen, mi katana ya estaba saliendo de su vaina. Para Senzo fue rápido e indoloro, un destello y su torso quedo partido a la altura del pecho.

De repente el Oráculo tambien empezó a convulsionarse y a gritar, su piel se desgarraba y su tamaño empezó a aumentar descomunalmente, sus musculos se hinchaban desmesuradamente, parecia que fueran a rebentar, mientras yo estaba totalmente petrificado viendo el horrendo espectaculo de como la Oráculo mutaba, Kuni, la shugenja, lanzo un rayo que dejo a Ikku sacando humo por los oídos.
El Oráculo termino de convulsionarse, su cuerpo media ahora unos tres metros, tenia cuatro brazos, era de color verdoso y su boca estaba llena de gigantes dientes afilados como cuchillas.
Respire hondo pensando que allí terminaba todo y me prepare para resistir su embestida sabiendo que mis posibilidades contra un enemigo de tal magnitud eran minimas, cuando de repente Kuni usando otro de sus hechizos, golpeo duramente al oni y este se cayo de la torre.
Kuni, me dijo que el combate había terminado, que este rival era demasiado poderoso para nosotros, habiamos sido valientes, pero ahora tocaba correr.

Bajamos apresuradamente las escaleras, para ver como estaba el Akodo. Al ver que solo estaba magullado, les explique lo que pasó y les hice una breve descripción del monstruo al que ahora nos enfrentábamos, aun que solo con el horror que habia en nuestros ojos era suficiente para adivinarlo.
Al igual que Kuni, les dije que debíamos correr, que este rival nos sobrepasaba a todos, pero el Akodo para variar tuvo que negarse a huir.

Mientras dudabamos sobre si huir o luchar, el oni ataco por detrás. Ataco directamente a la shugenja, a la cual le secciono un brazo de un solo zarpazo. Después viro hacia Nodoko y le hirió profundamente el muslo.
Rápidamente me puse delante de Nodoko, por si el oni pretendía volver a atacarla de nuevo.

Kuni, en un último esfuerzo convoco unas llamas, todos quedamos cegados y cuando poco a poco recuperamos la visión el oni ya no estaba, pero seguro que eso no habria sido suficiente, antes lo habia visto caer de la torre y no parecia muy herido cuando nos ataco por detras.
En ese momento, por un instante vi a un hombre en mi mente, un hombre que me decía que cogiera la llave que Kuni había cogido del maestro de llaves.

Ahora si, con dos heridos el Akodo reacciono, yo cargue con Nodoko, el con la shugenja, empezamos a correr y al atraparle, aproveche para coger la llave que el hombre de mi visión me había dicho.
Corrimos vuelta atrás hacia la superficie, tan rápido como pudimos. El oni nos hostigaba durante nuestra retirada, pero la defensa perfecta de Naizen nos permitió huir.

Llegamos al pasillo donde derrotamos al gordo seboso, el hombre de antes volvió a aparecer en mi mente, pero esta vez no fue precisamente un instante.
Mi percepcion del mundo que me rodeaba se redujo drasticamente y tuve que reducir mi velocidad hasta que finalmente apoye una rodilla al suelo para no caerme.

“¿Kakashi, ha llegado el momento, ha llegado el momento de que demuestres todo lo que vales, serás capaz?”

Tal y como llego se fue, sin darme la oportunidad de responderle, puede que el supiera la respuesta antes que yo.
Me puse en pie otra vez y con determinación y seguridad le dije a la escorpión que siguiera sin mí, creo que lo comprendió pues no intento convencerme que siguiera adelante.
Segundos más tarde llego Naizen con la shugenja a cuestas, vio la escena. Le pedí por favor que siguieran, que a partir de ese punto el trabajo era solo mió.
Esbozo una sonrisa en su cara, dejo a Kuni en el suelo y se negó a marcharse, yo insistí, pero el tiempo era escaso yo no teníamos tiempo para discutir.

Nodoko a base de fuerza de voluntad arrastro el cuerpo de la shugenja inconsciente hasta haver pasado la reja de hierro (la que cerro el gordo seboso en la parte 1, para que no pudieramos huir). La imagen de la escorpión coja arrastrando a la shugenja inconsciente aun reafirmo más mi voluntad de quedarme a luchar para que ganaran el tiempo suficiente, realmente necesitaban todo el tiempo que pudiéramos darles, aun que para ello tuviéramos que morir.
No sabia muy bien cuando llege a comprenderlo, ni como, pero lo importante no era el individuo, eramos un grupo y con que solo uno de nosotros sobreviviera, podria conseguir la ayuda suficiente para destruir este profano lugar.

Pasaron la puerta y usando la llave la cerré.
El oni subía por las escaleras haciendo ruidos guturales. Yo desenvaine mi espada que ahora brillaba con fuerza, Naizen abrio una caja de madera que siempre llevaba encima y se puso una mascara con motivos león que saco de su interior.
El oni termino de subir las escaleras y se paro al vernos. Abanze dos pasos haciendo un gesto al Akodo para que se quedara atrás, pero para variar, no me hizo caso y se coloco a mi lado, parecia que no queria ser el ultimo en abrir su regalo.

Lo que una vez fue la Oráculo, empezó a tensarse y al final lanzando un terrible grito de ira y odio se lanzo a la carga.
Yo avance también, esperando que mi mejor técnica, esa a la que siempre estaba dando vueltas, la que aun tenia que perfeccionar, fuera suficiente potente como para acabar con este enemigo. Lastima que al no dominarla completamente era para mi como un arma de doble filo.
Un destello, juraría que había alcanzado al asqueroso monstruo en lo que se havia convertido la Oráculo, aun y así pareció no inmutarse, me entregue a su abrazo mortal pues la tecnica que había usado me había dejado muy expuesto y en el momento en que sus garras debían desgarrar mi carne, escuche el grito de esfuerzo de Naizen y su acero chocando contra las garras de la bestia.
Un increíble xorro de sangre salpico en todas direcciones y cuando pude ver lo que realmente había sucedido estaba dándole la espalda al monstruo y este estaba partido por la mitad tirado por el suelo.

falta nada para terminar...
Pues por fin, me he dicidido a colgar el dibujo que me curre de mi pj, "Kakita Kakashi".

Aun falta completarlo, sobretodo el pelo y el rostro, pero mis habilidades son escasas y me he quedado colgado, el dibujo lleva parado barios meses y veo dificil que yo solo pueda terminarlo.
Ademas queda pintarlo, pero eso lo reserbo para cuando me reencarne en algun famoso pintor.






domingo, 10 de junio de 2007

Sesion 4 - Parte 2

A la mañana siguiente seguimos con el viaje, no soplaba viento pero seguía nevando y la maldita niebla parecía que aun fuera más espesa que el día anterior. Seguimos andando, yo como siempre abstraído, sumido en mis pensamientos sobre como mejorar, como llegar a ser un maestro en mi arte.
Después de horas de caminar, el sherpa admite que se ha perdido. No se porque, pero esta vez tampoco me lleve ninguna sorpresa, lo que no alcance a entender es como conseguimos llegar hasta aquí con esa niebla.

A lo lejos empezaron a sonar unas campanas, su sonido era intermitente pero seguía una pauta.
Nos pusimos en camino, en dirección a estas, con un poco de suerte habría un poblado o algo y podrían oriéntanos.
Durante largo rato seguimos andando, la niebla empezaba a desvanecerse y al contemplar el paisaje nevado sin quererlo volví al castillo de las tres torres, donde empezó todo.
Recuerdos de horas y horas de entrenamiento y meditación, de aprender a sobreponerme a las adversidades que se me ponen delante.
De repente, los gritos Naizen me hicieron volver al mundo real, el Akodo estaba dando “instrucciones”, las acate, era la primera vez que lo veía planeando una estrategia y parecía bastante confiado.

Cuando por fin se callo, pude escuchar lo que los otros habían escuchado mucho antes, mientras yo soñaba despierto. Parecía como si una manada de lobos se dirigiera hacia nosotros, aullidos y el ruido de pisadas en la nieve salían del bosque que teníamos delante.
Agarre fuerte la empuñadura de mi katana, escuche su cuero crujir bajo la presión de mi mano, como siempre estaba lista y como siempre yo también.

En el momento en que teóricamente los lobos debían salir del bosque, el ruido desapareció y en su lugar salio una vieja, descalza corriendo sin rumbo, por la nieve.
Siguió corriendo por delante nuestro, como si no se percatara de nuestra existencia. Cuando se acerco lo vi, lo vi en su rostro, no tenía ojos o más bien se los habían arrancado.
La anciana siguió corriendo hasta quedar escondida por un montículo de nieve no muy lejos de nosotros y poco después se escucho un grito.

El Akodo empezó a dirigirse hacia el montículo, yo empecé a avanzar detrás suyo, enseguida me ordeno de quedarme atrás para “proteger” la shugenja y al sherpa.
En mi lugar fue Nodoko, manteniéndose siempre a distancia con su arco listo para lo que fuera a pasar.
Y no paso nada, encontraron un charco enorme de sangre en la nieve y ni rastro de la abuela.

DONGGGGGG la campana volvió a repicar, puede que fuera por la tensión del momento, pero juraría que la campana no sonaba durante el incidente. Cada vez se ponía todo más raro, muchas casualidades para un solo viaje; el mal tiempo que empezó a nuestra llegada, avalanchas que hacen que perdamos nuestro equipo y provisiones, una niebla que hace que nos perdamos en la montaña y finalmente una campana que nos guía hacia algo... parece que algo o alguien esta jugando con nosotros, nos guía y nos dirige hacia donde quiere que vayamos.

Seguimos el sonar de las campanas y al poco tiempo llegamos a un poblado desierto.
Allí el león avanzo dos pasos por delante del grupo y con voz clara y audible ordeno que alguien saliera para someterse a sus preguntas.
Al cabo de un rato prudencial, en el que la paciencia ya empezaba a transformarse en ira, salio un heimin y se lanzo a los pies de Naizen.
Este le hizo un breve interrogatorio y justo cuando llegaba la parte de las desapariciones y las ancianas convirtiéndose en charcos enormes de sangre, apareció el shonin del pueblo.

Hablando con el shonin, descubrimos que estamos a más de medio día de nuestro camino y que las campanadas que oíamos, provenían de un templo, llamado el templo de la campana dorada, dedicado a las fortunas de las plagas y la pestilencia, que esta un poco más arriba del pueblo .
Después de hablar un poco más con el shonin, abandonamos el pueblo y nos dirigimos al templo, donde según el podrán proveernos de provisiones.

Al llegar sonó una campanilla tres veces, se abrió una gran puerta que cerraba el recinto y al otro lado nos recibió un monje, gordo, más gordo que cualquier persona que haya visto nunca. El gordo nos guio a una sala donde estaban; Ikku, un viejo ciego, Senzo, un monje sin manos y finalmente el Oraculo.
Hablamos brebemente con ellos y finalmente nos instalamos en el templo para pasar allí la noche.

Al día siguiente volvimos al pueblo a investigar, aun que solo fue una excusa, pues lo que queríamos era poder hablar sin preocuparnos de que alguien nos espiara, aun que parecia que la misma montaña tenia oídos.
Parece que el Akodo hoy esta animado, me manda a buscar al shonin, como si yo fuera su criado, puede que tenga una deuda con el, una deuda con la que tendré que cargar toda mi vida, pero eso no le da derecho a tratarme como si fuera su esclavo.
“Acompañe” al shonin al templo de shintei que havia abandonado en medio del pueblo y le hize pasar.
En el interior Naizen estaba sentado, mirando en dirección opuesta a la entrada, el shonin, se acerco a el y se arrodillo a una distancia prudencial. Yo simplemente espere al lado de la puerta, a que el Akodo terminara con el.

Al anochecer volvimos al templo y cada uno se encerró en su habitación. No estaba muy enterado, pero por lo que hablaban Nodoko y Naizen el templo de shintei no fue abandonado, tal y como el shonin nos hizo creer.
Todo en este sitio era muy raro.

A media noche sonó la campana, la misma que nos guió hasta el pueblo el día en que nos perdimos, un impresionante DONG nos saco de nuestras habitaciones, cuando salí Nodoko ya estaba en el pasillo y Naizen no tardo nada, algo me hizo pensar que yo no era el único que no podía dormir en este macabro templo.

Bajamos al patio a ver que pasaba, pero aparentemente el templo estaba desierto. Exploramos un poco la zona y finalmente Nodoko encontró una trampilla que conducía a un subterráneo.
Bajamos como pudimos, tanto el león como yo, terminamos de bruces con el suelo, Nodoko y la shugenja viendo lo sucedido tuvieron más cuidado al de bajar y no tuvieron que lamentar nada.

Nos adentramos en el sótano y como más nos adentrábamos más horrible era lo que veíamos, salas de tortura, heimins mutilados, seguimos andando, cruzando puertas, cuerpos desangrándose colgados del techo, continuamos avanzando, no podíamos detenernos para solucionar eso, pues el cáncer del problema seguramente estaría en lo más profundo del templo. Ademas para terminar de arreglar el asunto Nodoko entro en una especie de shock y no dejaba de abanzar, cargando nuestra unica luz con ella.

Al fin, después de pasar por todo ese túnel de los horrores, llegamos a un pasillo, donde el gordo seboso, que nos recibió a la entrada del templo aquel día, estaba guardando para que nadie pasara, aun que era el claramente, era diferente al día anterior, ahora era incluso más gordo.
Después de advertirnos que nuestra intromisión terminaría allí, cerro una reja de hierro detrás de nosotros que impedía nuestra retirada.

El golpe del hierro con el suelo de piedra aun resonaba dentro de mi cabeza que el león ya se lanzaba a la carga.
El gordo seboso, blandía una gran cadena, la cual parecía incapaz de impactar contra Naizen.
Mientras, Nodoko, aparentemente recuperada de su shock, estaba hinchando su cuerpo de flechas, cada impacto provocaba una enorme explosión de sangre y pus. En poco tiempo el suelo estuvo lleno de toda la sangre y grasa que emanaba del cuerpo del gordo seboso, había tanta que al final el león perdió el equilibrio y cayo al suelo.
Yo estaba listo para atacar, para entrar en escena cuando fuera necesario, pero la cadena de ese monstruo me sobrepasaba, seguramente me habría abatido antes siquiera de que llegara a rango.
El gordo asesto un golpe a Naizen, pero aun y estar tumbado en el suelo fue capaz de desviarlo y el siguiente y el siguiente, su talento me dejo impresionado, nunca hubiera pensado que con solo un abanico se pudiera hacer algo parecido.
Por otra parte Nodoko, no paro de disparar sus mortales flechas, que una tras otra fueron impactando en puntos vitales, hasta que al final, el gordo seboso cayó muerto al suelo.

Cogimos sus llaves y avanzamos escaleras abajo.


continuara...

sábado, 9 de junio de 2007

Sesion 4 - Parte 1

Las primeras sesiones las podeis encontrar en http://saposamu.blogspot.com/ o http://potatolandia.blogspot.com/


Vamos al lio.

La ciudad imperial se convirtió un punto minúsculo difícil de ver en la lejanía. Una parte de mi se alegraba de abandonar por fin esa ciudad, como siempre termine metido en un lio y su calabozo distaba mucho de parecerse a una comoda habitacion de una casa de geishas, pero otra parte me sentia preocupado, pues la empresa que acavabamos de emprender nos haria recorrer un largo y duro camino hasta hallar nuestro objetivo, si es que llegabamos a allarlo.
Pasamos por el lado de _______, la ciudad que los leones y los unicornios se están disputando, parecía que faltaba realmente poco para el inicio de la guerra, los preparativos estaban bastante avanzados, aun que con mis conocimientos militares tampoco podia precisar mucho ese punto.
Des de mi posición no alcanzaba a escuchar más que un murmuro de la conversación de Naizen y Nodoko. Conversación que me hizo recordar lo que ella le pregunto hace poco; “a ver si podría instruirla en el arte de la defensa”, va ridículo, ¿defensa una cortesana? que además lucha con arco. Lo más irónico es que el acepto.
Aun que es un rasgo admirable, el Akodo ya ha demostrado demasiadas veces, que no es lo suficiente duro para ser un león.

Intente olvidarme de ellos, olvidar donde estaba, me centre en el horizonte, me centre en todos esos katas que aun se pueden perfeccionar más, mientras veía mi katana acariciando el viento.

Por fin llegamos a destino, según entendí los planes eran; cubrir la distancia que nos separaba de la ultima ciudad antes del paso _________ cabalgando al galope en un solo día y luego atravesar el paso ________ para poder coger un barco en el otro lado y seguir río abajo, hasta nuestro destino.

Nos levantamos por la mañana y una vez listos montamos. La shugenja era la que marcaba el ritmo y se tomo bastante enserio eso de llegar en un solo día a ________ (ciudad antes del paso), aun y así, a media mañana la escorpión empezó a flaquear y nos vimos obligados a reducir el ritmo.
Paramos para hacer un relevo de monturas y seguimos al galope, hasta el atardecer. Había momentos en los que me parecía que iba a caer caballo, en los que me en mi mente solo había espacio para el concepto rendición, el dolor era intenso pero mi voluntad firme, no podio rendirme, no antes que los demás.
Por fin llegamos, fue una eternidad, todos estábamos bastante magullados, aun que, cuando me fije en la shugenja, parecía fresca como cuando nos levantamos por la mañana ¿fue la cabalgata como un paseo? eso o sabe disimular realmente bien.

Aprovechamos lo que nos quedaba de atardecer para buscar un guía que nos pudiera ayudar a cruzar el paso y equipo decente, ya que mientras nos íbamos acercando el frío y el hielo empezaron a hacer acto de presencia, gradualmente hasta que nos percatamos de que estaba todo recubierto de un fino manto de nieve.
En principio, cruzar el paso, no tendría que ser muy complicado, aun que según nos advirtieron los aldeanos se acerca mal tiempo, no se porque, pero me parece una extraña casualidad.

Empezamos el viaje y al principio, a parte de los nubarrones que se acumulaban en el cielo y esa maldita niebla, parecía que todo iba bien. Pero a medida que avanzamos el tiempo fue empeorando y la niebla se fue haciendo más espesa. Llego a ser tan espesa que los últimos de la caravana, no llegaban a ver al guía.
Decidimos que seria mejor atar los caballos con cuerdas, para evitar que alguien se pudiera quedar atrás o separarse del grupo.

De repente los caballos se pusieron nerviosos y algunos compañeros empezaron a gritar ¿Qué estaría pasando? estaba completamente abstraído, como siempre pensando en como perfeccionar aun más mi técnica.
El sherpa dio la orden de avanzar tan rápido como pudiéramos.
Por mi parte no tarde mucho en darme cuenta de lo que pasaba, un alud de nieve. Su rugido era cada vez más intenso y las primeras piedras de hielo no tardaron mucho en pasar botando y rodando por nuestro alrededor.
Los caballos gritaban asustados, mientras les ordenábamos que siguieran avanzando tan deprisa como pudieran para conseguir una posición segura. Y de repente se hizo el silencio absoluto.
Mi cuerpo giraba inerte sin control, el golpe fue tan fuerte que no llegaba ni a percibir todo el frió que me envolvía y me dejo tan desorientado que no tenia ni idea de hacia donde debía cavar para salir de ese ataúd de hielo.
Intente cavar en la nieve, pero todos mis esfuerzos fueron en vano, lo más probable es que aun me estuviera cavando una tumba más onda.
No podía morir aun, ni de este modo, no podía morir antes de … de repente alguien tiro de mi con fuerza y me saca fuera de ese infierno helado.

Después de tranquilizarnos un poco, hicimos recuento de daños, mi caballo murió y la mula malherida del sherpa tuvo que ser sacrificada. Además tanto Nodoko, como el sherpa perdieron parte de su equipo, yo para variar lo perdí todo, parece que la mala suerte anda detras de nuestro grupo, aun que yo concretamente pienso que va detras mio.
Cargamos los caballos con el equipo y provisiones que aun teníamos y seguimos el camino a pie, buscando un refugio cercano donde poder pasar la noche.

Que sorpresa, cuando llegamos a la posición donde debería estar el refugio y no estaba. Parece ser que el alud de nieve que nos pillo no fue el único que hubo.
Por suerte el sherpa se puso manos a la obra y en medio del temporal y la niebla, fue capaz de encontrar una cueva donde guarecernos, nosotros y los caballos que aun seguían vivos.


continuara ...