sábado, 9 de junio de 2007

Sesion 4 - Parte 1

Las primeras sesiones las podeis encontrar en http://saposamu.blogspot.com/ o http://potatolandia.blogspot.com/


Vamos al lio.

La ciudad imperial se convirtió un punto minúsculo difícil de ver en la lejanía. Una parte de mi se alegraba de abandonar por fin esa ciudad, como siempre termine metido en un lio y su calabozo distaba mucho de parecerse a una comoda habitacion de una casa de geishas, pero otra parte me sentia preocupado, pues la empresa que acavabamos de emprender nos haria recorrer un largo y duro camino hasta hallar nuestro objetivo, si es que llegabamos a allarlo.
Pasamos por el lado de _______, la ciudad que los leones y los unicornios se están disputando, parecía que faltaba realmente poco para el inicio de la guerra, los preparativos estaban bastante avanzados, aun que con mis conocimientos militares tampoco podia precisar mucho ese punto.
Des de mi posición no alcanzaba a escuchar más que un murmuro de la conversación de Naizen y Nodoko. Conversación que me hizo recordar lo que ella le pregunto hace poco; “a ver si podría instruirla en el arte de la defensa”, va ridículo, ¿defensa una cortesana? que además lucha con arco. Lo más irónico es que el acepto.
Aun que es un rasgo admirable, el Akodo ya ha demostrado demasiadas veces, que no es lo suficiente duro para ser un león.

Intente olvidarme de ellos, olvidar donde estaba, me centre en el horizonte, me centre en todos esos katas que aun se pueden perfeccionar más, mientras veía mi katana acariciando el viento.

Por fin llegamos a destino, según entendí los planes eran; cubrir la distancia que nos separaba de la ultima ciudad antes del paso _________ cabalgando al galope en un solo día y luego atravesar el paso ________ para poder coger un barco en el otro lado y seguir río abajo, hasta nuestro destino.

Nos levantamos por la mañana y una vez listos montamos. La shugenja era la que marcaba el ritmo y se tomo bastante enserio eso de llegar en un solo día a ________ (ciudad antes del paso), aun y así, a media mañana la escorpión empezó a flaquear y nos vimos obligados a reducir el ritmo.
Paramos para hacer un relevo de monturas y seguimos al galope, hasta el atardecer. Había momentos en los que me parecía que iba a caer caballo, en los que me en mi mente solo había espacio para el concepto rendición, el dolor era intenso pero mi voluntad firme, no podio rendirme, no antes que los demás.
Por fin llegamos, fue una eternidad, todos estábamos bastante magullados, aun que, cuando me fije en la shugenja, parecía fresca como cuando nos levantamos por la mañana ¿fue la cabalgata como un paseo? eso o sabe disimular realmente bien.

Aprovechamos lo que nos quedaba de atardecer para buscar un guía que nos pudiera ayudar a cruzar el paso y equipo decente, ya que mientras nos íbamos acercando el frío y el hielo empezaron a hacer acto de presencia, gradualmente hasta que nos percatamos de que estaba todo recubierto de un fino manto de nieve.
En principio, cruzar el paso, no tendría que ser muy complicado, aun que según nos advirtieron los aldeanos se acerca mal tiempo, no se porque, pero me parece una extraña casualidad.

Empezamos el viaje y al principio, a parte de los nubarrones que se acumulaban en el cielo y esa maldita niebla, parecía que todo iba bien. Pero a medida que avanzamos el tiempo fue empeorando y la niebla se fue haciendo más espesa. Llego a ser tan espesa que los últimos de la caravana, no llegaban a ver al guía.
Decidimos que seria mejor atar los caballos con cuerdas, para evitar que alguien se pudiera quedar atrás o separarse del grupo.

De repente los caballos se pusieron nerviosos y algunos compañeros empezaron a gritar ¿Qué estaría pasando? estaba completamente abstraído, como siempre pensando en como perfeccionar aun más mi técnica.
El sherpa dio la orden de avanzar tan rápido como pudiéramos.
Por mi parte no tarde mucho en darme cuenta de lo que pasaba, un alud de nieve. Su rugido era cada vez más intenso y las primeras piedras de hielo no tardaron mucho en pasar botando y rodando por nuestro alrededor.
Los caballos gritaban asustados, mientras les ordenábamos que siguieran avanzando tan deprisa como pudieran para conseguir una posición segura. Y de repente se hizo el silencio absoluto.
Mi cuerpo giraba inerte sin control, el golpe fue tan fuerte que no llegaba ni a percibir todo el frió que me envolvía y me dejo tan desorientado que no tenia ni idea de hacia donde debía cavar para salir de ese ataúd de hielo.
Intente cavar en la nieve, pero todos mis esfuerzos fueron en vano, lo más probable es que aun me estuviera cavando una tumba más onda.
No podía morir aun, ni de este modo, no podía morir antes de … de repente alguien tiro de mi con fuerza y me saca fuera de ese infierno helado.

Después de tranquilizarnos un poco, hicimos recuento de daños, mi caballo murió y la mula malherida del sherpa tuvo que ser sacrificada. Además tanto Nodoko, como el sherpa perdieron parte de su equipo, yo para variar lo perdí todo, parece que la mala suerte anda detras de nuestro grupo, aun que yo concretamente pienso que va detras mio.
Cargamos los caballos con el equipo y provisiones que aun teníamos y seguimos el camino a pie, buscando un refugio cercano donde poder pasar la noche.

Que sorpresa, cuando llegamos a la posición donde debería estar el refugio y no estaba. Parece ser que el alud de nieve que nos pillo no fue el único que hubo.
Por suerte el sherpa se puso manos a la obra y en medio del temporal y la niebla, fue capaz de encontrar una cueva donde guarecernos, nosotros y los caballos que aun seguían vivos.


continuara ...

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