lunes, 11 de junio de 2007

Sesion 4 - Parte 3

Después de eliminar el maestro de llaves, vimos que a su espalda, escondidas por un tapiz, las escaleras seguían adentrándose a ese infierno.

Seguimos adelante, hasta llegar a una sala llena de cadenas. Nuestra luz esta vez carreteada por la shugenja no era capaz de iluminar toda la sala. Débiles formas se distinguían en la oscuridad y el ruido de entrechocar de cadenas no tardo en aparecer.

Unos pies descalzos sonaron en la habitación y de repente una forma se lanzo sobre del Akodo, que fácilmente la bloqueo. Al momento tres más estaban en camino, pero ahora ya habiamos visto lo que eran. Cáscaras que una vez habían sido hombres, cuerpos mutilados, como los que habíamos encontrado en los pisos superiores. Pero estos eran distintos, estos no tenían miedo, tenían sed de sangre.
Aun y su "sed de sangre" nos llevo poco tiempo despacharlos, al fin y al cabo todos provenían del mismo sitio, eran tristes heimins, antes de empezar la escaramuza, esta ya estaba ganada.

Cruzamos la sala y seguimos avanzando, escaleras abajo, siempre abajo hacia las profundidades.
Cruzamos otro portal y allí delante nuestro, todo un ejercito nos estaba esperando, cientos y miles de cadáveres resecos, colocados perfectamente en filas interminables.
Las dudas asaltan al grupo y no es de extrañar, des del mismo instante en que encontramos el subterráneo del templo, el maho se olía por todas partes y ya vimos cadáveres andando en otra ocasión.

Sugiero que deberíamos avanzar, pero antes de terminar la frase veo que el león se esta dirigiendo a un cadáver cercano y ZASSSS, la cabeza del muerto sale volando por los aires, mientras el cuerpo cae rigido al suelo, como un tablon de madera. “Les cortaremos la cabeza a todos” dice mientras otra cabeza cae al suelo.
Me quedo mirándolo, sin saber muy bien como reaccionar.
Va pasando el rato y las cabezas siguen rodando, los cuerpos tumbados al suelo se cuentan por decenas, pero aun que su voluntad sigue intacta su ímpetu va decreciendo por el cansancio.
Desenfundo la wakizaki, con intención de ir a ayudarle, cuando por fin, al cabo de más de una hora, se da cuenta que el esfuerzo es inútil, nuestra vista aun no alcanza a ver el final de las columnas de cadáveres..

Cruzamos la sala, no sin desconfiar que en cualquier momento el ejército dará un paso al frente y se nos echara encima.
Llegamos al portal al otro lado de la sala, curiosamente no ha pasado nada, seguimos bajando escaleras.

Descendemos largo rato hacia las profundidades, hasta que llegamos a un portal más grande y elaborado que todos los que encontramos hasta ahora. Sus enormes puertas metálicas están abiertas de par en par y des de allí podemos observar como en la distancia tres figuras nos observan des de lo alto de una torre que hay en lo que yo imagino que es el centro de la sala.
A parte del punto donde están ellos, la sala esta totalmente a oscuras, una oscuridad tan intensa que parece que se coma el brillo de nuestra antorcha.
De la torre bajan unas estrechas escaleras que suben hasta donde están las tres figuras.

Al subir un poco por las escaleras, vemos que ya conocíamos a los tres individuos.
El viejo Ikku estaba sentado en medio, delante suyo tenia una especie de “vol” gigante, a su izquierda estaba el monje Senzo y a su derecha la Oráculo.
El viejo Ikku y Senzo estaban totalmente marcados por el maho, Ikku no parecía más que un seco esqueleto, en las cuencas de sus ojos brillaban luces espectrales de color verde y los cuatro pelos de su bigote flotaban en el aire.

Ikku hablo, pero no pudimos escuchar nada, al instante la Oráculo nos invito a subir y si éramos suficiente valientes para conocer nuestro futuro, parecia que era la interprete del viejo.
Nos lo pregunto uno a uno, Naizen se negó y para variar les amenazo. Llego mi turno y mi voz tardo un instante en salir y cuando lo hizo fue temblorosa, yo también me negué, en mi interior ya conocía mi destino, lo que viera en el vol no cambiaria nada o eso es lo que queria creer. Finalmente se lo preguntaron a Nodoko, al principio dudo, nuestras miradas se cruzaron con la suya por un instante y finalmente ante el asombro de todos acepto.
Terminamos de subir y todos vimos, las imágenes que salían del vol, después de realizar un macabro ritual, en el cual la Oraculo se comia un ojo y el contenido del vol se teñia de color sangre.

En estas imágenes, Nodoko, andaba atada, desnuda por un bosque, escoltada por otros escorpiones. Al final la ataban a un árbol y mientras unos shugenjas entonaban unos cánticos, la mataban lentamente, enumerando sus actos de traición.
La imagen se desvaneció, el viejo hizo un atisbo de reírse y Nodoko, le grito que no se creía nada de lo que acababa de ver.

Acto seguido, Senzo, empezó a convulsionarse y a ponerse tenso. De repente de las vendas que llevaba cubriendo los muñones de sus muñecas, reventaron y de ellos salieron unas manos esqueléticas.
En lo que tardo Naizen en desenvainar su katana, el monje se planto delante de él moviéndose a una velocidad sobrenatural, hizo un movimiento rápido y seco, que no llego a tocar a Naizen pero que se detuvo a escasos milímetros de su pecho y un instante después Naizen salio despedido hacia atrás.
Pero mis reflejos no eran los de Naizen, se había equivocado de objetivo, normalmente el que grita más no tiene porque ser el más peligroso.
En el instante en que su palma estaba a escasos milímetros de Naizen, mi katana ya estaba saliendo de su vaina. Para Senzo fue rápido e indoloro, un destello y su torso quedo partido a la altura del pecho.

De repente el Oráculo tambien empezó a convulsionarse y a gritar, su piel se desgarraba y su tamaño empezó a aumentar descomunalmente, sus musculos se hinchaban desmesuradamente, parecia que fueran a rebentar, mientras yo estaba totalmente petrificado viendo el horrendo espectaculo de como la Oráculo mutaba, Kuni, la shugenja, lanzo un rayo que dejo a Ikku sacando humo por los oídos.
El Oráculo termino de convulsionarse, su cuerpo media ahora unos tres metros, tenia cuatro brazos, era de color verdoso y su boca estaba llena de gigantes dientes afilados como cuchillas.
Respire hondo pensando que allí terminaba todo y me prepare para resistir su embestida sabiendo que mis posibilidades contra un enemigo de tal magnitud eran minimas, cuando de repente Kuni usando otro de sus hechizos, golpeo duramente al oni y este se cayo de la torre.
Kuni, me dijo que el combate había terminado, que este rival era demasiado poderoso para nosotros, habiamos sido valientes, pero ahora tocaba correr.

Bajamos apresuradamente las escaleras, para ver como estaba el Akodo. Al ver que solo estaba magullado, les explique lo que pasó y les hice una breve descripción del monstruo al que ahora nos enfrentábamos, aun que solo con el horror que habia en nuestros ojos era suficiente para adivinarlo.
Al igual que Kuni, les dije que debíamos correr, que este rival nos sobrepasaba a todos, pero el Akodo para variar tuvo que negarse a huir.

Mientras dudabamos sobre si huir o luchar, el oni ataco por detrás. Ataco directamente a la shugenja, a la cual le secciono un brazo de un solo zarpazo. Después viro hacia Nodoko y le hirió profundamente el muslo.
Rápidamente me puse delante de Nodoko, por si el oni pretendía volver a atacarla de nuevo.

Kuni, en un último esfuerzo convoco unas llamas, todos quedamos cegados y cuando poco a poco recuperamos la visión el oni ya no estaba, pero seguro que eso no habria sido suficiente, antes lo habia visto caer de la torre y no parecia muy herido cuando nos ataco por detras.
En ese momento, por un instante vi a un hombre en mi mente, un hombre que me decía que cogiera la llave que Kuni había cogido del maestro de llaves.

Ahora si, con dos heridos el Akodo reacciono, yo cargue con Nodoko, el con la shugenja, empezamos a correr y al atraparle, aproveche para coger la llave que el hombre de mi visión me había dicho.
Corrimos vuelta atrás hacia la superficie, tan rápido como pudimos. El oni nos hostigaba durante nuestra retirada, pero la defensa perfecta de Naizen nos permitió huir.

Llegamos al pasillo donde derrotamos al gordo seboso, el hombre de antes volvió a aparecer en mi mente, pero esta vez no fue precisamente un instante.
Mi percepcion del mundo que me rodeaba se redujo drasticamente y tuve que reducir mi velocidad hasta que finalmente apoye una rodilla al suelo para no caerme.

“¿Kakashi, ha llegado el momento, ha llegado el momento de que demuestres todo lo que vales, serás capaz?”

Tal y como llego se fue, sin darme la oportunidad de responderle, puede que el supiera la respuesta antes que yo.
Me puse en pie otra vez y con determinación y seguridad le dije a la escorpión que siguiera sin mí, creo que lo comprendió pues no intento convencerme que siguiera adelante.
Segundos más tarde llego Naizen con la shugenja a cuestas, vio la escena. Le pedí por favor que siguieran, que a partir de ese punto el trabajo era solo mió.
Esbozo una sonrisa en su cara, dejo a Kuni en el suelo y se negó a marcharse, yo insistí, pero el tiempo era escaso yo no teníamos tiempo para discutir.

Nodoko a base de fuerza de voluntad arrastro el cuerpo de la shugenja inconsciente hasta haver pasado la reja de hierro (la que cerro el gordo seboso en la parte 1, para que no pudieramos huir). La imagen de la escorpión coja arrastrando a la shugenja inconsciente aun reafirmo más mi voluntad de quedarme a luchar para que ganaran el tiempo suficiente, realmente necesitaban todo el tiempo que pudiéramos darles, aun que para ello tuviéramos que morir.
No sabia muy bien cuando llege a comprenderlo, ni como, pero lo importante no era el individuo, eramos un grupo y con que solo uno de nosotros sobreviviera, podria conseguir la ayuda suficiente para destruir este profano lugar.

Pasaron la puerta y usando la llave la cerré.
El oni subía por las escaleras haciendo ruidos guturales. Yo desenvaine mi espada que ahora brillaba con fuerza, Naizen abrio una caja de madera que siempre llevaba encima y se puso una mascara con motivos león que saco de su interior.
El oni termino de subir las escaleras y se paro al vernos. Abanze dos pasos haciendo un gesto al Akodo para que se quedara atrás, pero para variar, no me hizo caso y se coloco a mi lado, parecia que no queria ser el ultimo en abrir su regalo.

Lo que una vez fue la Oráculo, empezó a tensarse y al final lanzando un terrible grito de ira y odio se lanzo a la carga.
Yo avance también, esperando que mi mejor técnica, esa a la que siempre estaba dando vueltas, la que aun tenia que perfeccionar, fuera suficiente potente como para acabar con este enemigo. Lastima que al no dominarla completamente era para mi como un arma de doble filo.
Un destello, juraría que había alcanzado al asqueroso monstruo en lo que se havia convertido la Oráculo, aun y así pareció no inmutarse, me entregue a su abrazo mortal pues la tecnica que había usado me había dejado muy expuesto y en el momento en que sus garras debían desgarrar mi carne, escuche el grito de esfuerzo de Naizen y su acero chocando contra las garras de la bestia.
Un increíble xorro de sangre salpico en todas direcciones y cuando pude ver lo que realmente había sucedido estaba dándole la espalda al monstruo y este estaba partido por la mitad tirado por el suelo.

falta nada para terminar...

1 comentario:

Dimuscul dijo...

Continuaras algun dia?